Wednesday, October 26, 2016

Dios de la vida: una homilía frente a la violencia

Dios de la Vida
Borrador de una homilía
25 de octubre de 2016

Exequias de Héctor Ricardo y María Perdomo en Pascuingual.


Lecturas: Genesis 4, 1-15; Salmo 130 (129); Lucas 23, 26-46

Estamos reunidos acá en un tiempo difícil, recordando la muerte terrible de María Perdomo y Héctor Ricardo, una pareja, macheteada en su casa, el domingo.

Cada muerte lleva tristeza y lágrimas, pero estas muertes nos llevan una tristeza profunda.

En la primero lectura, escuchamos que la sangre de Abel sube hasta el cielo. También la sangre de esta pareja clama al Dios.

En estos momentos, hay que llorar; lagrimas son necesarias.

Pero la muerte no es la última palabra; la palabra final es la Vida, Jesús.

En la cruz, Jesús sufrió la muerte para con nosotros porque es un Dios que quiere compartir nuestras vida – aun nuestros sufrimientos.

Pero aún más, Jesús entregó su vida para darnos la vida – el Perdón.

Porque la muerte no es la última palabra, Jesús resucitado es: una Palabra que es la Vida, el Perdón, la Reconciliación.

No es una vida de muerte, de venganzas, ni de resignación. Es una palabra de una palabra de una Vida nueva.

Dios no quiere la muerte – ni de los asesinados, ni de sus asesinos. En la primera lectura, hemos escuchado que Dios le dio a Caín un señal para protegerlo de la venganza.

¡NO a la venganza! ¡SI al perdón!

Pero el perdón debe llevar una resolución de cambio, de conversión, de reconciliación.

Hay que dejar al lado el espiral, el ciclo de la violencia u de la venganza. Hay que iniciar una vida nueva de perdón, reconciliación y solidaridad.

La muerte, la violencia, la venganza tiene que parar.

Ya han parado al pie de la cruz de Jesús. En la cruz, una muerte cruel,  Jesús rotó el espiral de la venganza: “Padre, perdónales…”

Jesús nos ofrece una vida de perdón.

Entonces, si tiene en su corazón un deseo de vengarse de estas muertas terribles, déjenlo al pie de la cruz.

Si está lleno de tristeza, déjala en el regazo de la Virgen como ella recibió el cuerpo de Jesús muerto en la cruz.

Si hay temor, déjalo en el corazón de Jesús, manso y humilde.

Si los asesinos están acá, acérquense a la cruz de Jesús, pidiendo perdón y la misericordia de Dios y conviértanse.

Pongamos todo al pie de la cruz, recordándonos que la última palabra de Dios es la Vida.

Entonces, busquemos la reconciliación. Busquemos la solidaridad. Busquemos el perdón.

Pero, buscamos el perdón – no la resignación. El perdón nos ofrece la posibilidad de vivir en una manera nueva, diferente – saliendo del ciclo de la violencia y ofreciendo la conversión as los malhechores.

El perdón incluye la solidaridad, la reconciliación y la justicia.

En el nombre de Dios, les llamo:
      Que cese la violencia
      Que se corte el espiral de la venganza y la violencia
      Que cesa la impunidad

Si sabe quiénes son los responsables de estas muertes cueles, denúncielos – pero, denuncie con otras personas, en solidaridad, quitando el miedo.


Finalmente, tenemos que vivir la solidaridad de Cristo, ayudando la familia, acompañándoles en este tiempo de tristeza. También tenemos que trabajar juntos para crear una nueva sociedad de amor, de solidaridad, de perdón, de reconciliación.