Saturday, January 28, 2017

LAS BIENAVENTURANZAS PARA HOY

Notas para una homilía, 4 Domingo Tiempo Ordinario Ciclo !

Sofonías 2,3; 3, 12-13
Salmo 146 (145)
1 Corintios 1, 26-31
Mateo 5, 1-12

Hoy la iglesia nos da un banquete de lecturas.


Pero, primero, quiero leer algunos versículos del salmo:

Ama el Señor al hombre justo
Y TOMA AL FORASTERO A SU CUIDADO.
A la viuda y al huérfano sustenta 
Y TRASTORNA LOS PLANES DEL INICUO.

Yo vengo acá con tristeza. Ustedes tal vez han escuchado de los planes del Presidente Trump para fortalecer un muro entre los Estados Unidos y México.  Tal vez han escuchado que está previniendo la entrada de personas de varios países del Medio Oriente. Hay personas del Medio Oriente con visas que no están permitiendo entrar a los Estados Unidos.

Quiero, como ciudadano de los EEUU, pedirle perdón a Dios y pedirles perdón a todo el mundo por este pecado. El Señor, como dice el salmista, “hace justicia a los oprimidos”.

Señor, ten piedad de los Estados Unidos.

Pero, hay un mensaje para nosotros acá en Honduras.

Dios es un Dios que ama a las personas justas.

¿Quiénes son?

Los dichosos, los bienaventurados.

La primera bienaventuranza es: “Dichosos los pobres del espíritu…” o, mejor, “dichosos los que tienen el espíritu del pobre”.

Hay pobres que tienen el espíritu del rico – que quieren acaparar toda la tierra, que quieren amontonar dinero, que quieren contralar a todo y a todos.

Jesús no dice que ellos son dichosos.

Como dice el profeta Sofonías, los dichosos ante los ojos de Dios, son los que buscan al Señor,  los que buscan la justicia, que buscan la humildad. Son el pueblo de Dios, “un puñado de gente pobre y humilde”.

Humildad no quiere decir que somos sin valor. No, humildad es la actitud de una persona que reconoce que su dignidad es un don de Dios, que su felicidad viene de su confianza en Dios.

Es una persona que toma en serio lo que escribió San Pablo a los corintios:
Dios ha elegido a los ignorantes de este mundo, para humillar a los sabios; a los débiles del mundo, para avergonzar a los fuertes; a los insignificantes y despreciados del mundo, es decir, a los que no valen nada, para reducir a la nada a los que valen…

Nosotros podemos ser el pueblo escogido de Dios, no por ser grandes, cultos, inteligentes. Dios utilizan nuestras debilidades para cambiar el mundo, para derribar los que piensan ser grandes.

Nosotros podemos hacerlo tratando de vivir las bienaventuranzas:

      Dichosos, bienaventurados, felices
            los que tienen el espíritu del pobre
            los mansos, los humildes
            los que lloran con los que sufren
            los que tienen hambre y sed de la justicia de Dios y viven la justicia en la vida diaria
            los misericordiosos
            los limpios de corazón, que buscan solamente la voluntad de Dios
            los artesanos de la paz
            los perseguidos por cause de la justica de Dios

Esta semana, abren sus biblia y leen Mateo 5, 1-12.
¿Cómo podemos vivir las bienaventuranzas en nuestra vida cotidiana?

Oremos:
      Hágame, Señor, pobre de espíritu.

      Hágame, Señor, humilde y manso de corazón.
      Hágame, Señor, un instrumento de tu paz.
      Dame, Señor, el hambre y sed de tu justicia.
      Dame, Señor, un corazón limpio.
      Dame, Señor, la compasión y la misericordia.
      Atiéndame, Señor, en tiempos de tristeza y llanto, en tiempos de persecución.
Ayúdame, Señor, de vivir las bienaventuranzas en mi vida diario y, en esta manera, encontrar tu bendición y felicidad.

AMÉN.

Dichosos en Cristo pobre y manso

Las bienaventuranza para una comunidad eclesial de base
El Evangelio del cuarto domingo del tiempo ordinario, ciclo A

OBJETIVO: La felicidad no consiste en tener muchas cosas; consiste en seguir a Cristo, pobre y manso.

DESDE LA HISTORIA
Papa Francisco en su homilía del 1 de noviembre de 2016, propuso seis nuevas bienaventuranzas, recordándonos que “estamos llamados a ser bienaventurados, seguidores de Jesús, afrontando los dolores y angustias de nuestra época con el espíritu y el amor de Jesús”.
·  “Bienaventurados los que soportan con fe los males que otros les infligen y perdonan de corazón”.
·  “Bienaventurados los que miran a los ojos a los descartados y marginados mostrándoles cercanía”.
·  “Bienaventurados los que reconocen a Dios en cada persona y luchan para que otros también lo descubran”.
·  “Bienaventurados los que protegen y cuidan la casa común”.
·  “Bienaventurados los que renuncian al propio bienestar por el bien de otros”.
·  “Bienaventurados los que rezan y trabajan por la plena comunión de los cristianos”.


ILUMINACIÓN BÍBLICA Y DOCTRINAL
Texto bíblico: Mt 5, 1-12a
El Papa Francisco dice que “las bienaventuranzas son de alguna manera el carné de identidad del cristiano, que lo identifica como seguidor de Jesús”. Son pistas y desafíos de la vida cristiana.
La primera dice, “Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos”. Otra traducción dice, “Felices los que tiene el espíritu del pobre…”. En el evangelio de san Lucas, la primera bienaventuranza es “Felices ustedes los pobres…”.
¿Quiere decir “pobres de espíritu”?
Gustavo Gutiérrez escribió:
“El agregado ‘de espíritu’ transforma la referencia a una situación económica y social (‘pobre’)en una disposición para aceptar la Palabra de Dios…. Se trata de vivir en total disponibilidad a la voluntad del Señor, hacer de ella nuestro alimento…. Es la actitud de quienes se saben hijos e hijas de Dios, hermanas y hermanos de los demás. Ser pobre de espíritu es ser discípulo de Cristo.”
Este espíritu nos abre al don del amor de Dios y a la solidaridad con los pobres y oprimidos. Este espíritu nos ayuda a tener paz y tranquilidad en medio de los males que nos afectan.
En las bienaventuranzas, Jesús quiere mostrarnos que la verdadera felicidad es vivir con Él, escuchando su llamada a una vida de amor de Dios, compartiendo el amor con los demás.

REFLEXIONEMOS
·     ¿Cuándo ha experimentado la felicidad? ¿Ha encontrado la felicidad, la paz, en medio de sufrimiento? Compartan sus experiencias.
·     Leen otra vez las bienaventuranzas, pausando después de cada bienaventuranza para compartir experiencias o cortas comentarios. Inviten a todos a compartir algunas experiencias de su vida cuando ha vivido la felicidad de la bienaventuranza leída.

¿Y NOSOTROS QUÉ?
·     En esta semana, escoge una bienaventuranza y trata de vivirla en su vida cotidiana.

AVISOS

ORACIÓN FINAL
      Hágame, Señor, pobre de espíritu.
      Hágame, Señor, humilde y manso de corazón.
      Hágame, Señor, un instrumento de tu paz.
      Dame, Señor, el hambre y sed de justicia.
      Dame, Señor, un corazón limpio.
      Dame, Señor, la compasión y la misericordia.
      Atiéndame, Señor, en tiempos de tristeza y llanto, en tiempos de persecución.
Ayúdame, Señor, de vivir las bienaventuranzas en mi vida diario y, en esta manera, encontrar su bendición y felicidad.