Saturday, May 19, 2018

Necesitamos un nuevo Pentecostés

Notas para una homilía para la Vigilia de Pentecostés
Dolores, Copán, Honduras
Parroquia de Dulce Nombre de Copán

Génesis 11, 1-9
Éxodo 19, 3-8a. 16-20b
Ezequiel 37, 1-14
Joel 3, 1-5
Hechos 2, 1-11
Romanos 8, 22-27
Juan 7, 37-39

Esta noche estamos en vigilia, esperando la venida del Espíritu Santo. Celebramos el día cuando Dios mandó su Espíritu sobre los seguidores de Cristo, animándoles, creando de ellos su comunidad, la Iglesia, el pueblo llamado por Dios. El Espíritu Santo es Dios vivo y activo en el mundo.  En Jesús Dios irrumpió en los corazones humanos. En el Espíritu Santo,  Dios sigue ardiendo en al corazón humano. El Espíritu es el Amor de Dios para cada uno de nosotros. Es la presencia de amor, de Dios, en mí y en la comunidad.


El Espíritu Santo, según la secuencia
Lava lo que está manchado,
riega lo que es árido,
cura lo que está enfermo….
Doblega lo que es rígido,
calienta lo que es frío,
dirige lo que está extraviado.

Hay mucho en nuestra mundo que necesita la presencia de Dios – que tiene que estar lavado, regado, curado…

•Como escuchamos en la primera lectura sobre la torre de Babel, estamos todavía divididos. Queremos construir una torre, la torre de nuestra dominio sobre otros – haciéndonos como dioses. Cuando no tenemos un sentido de Dios como nuestro Padre, es bastante fácil crear divisiones entre personas y pueblos, tildando algunos “animales”.

•Como escuchamos en la lectura del profeta Ezequiel, hay muchos huesos secos – personas sin animo, sin vida, sin amor. Hay comunidades mediocres, sin una relación con la fuente de Vida, Dios. Pero, Dios puede hacer de nuestros huesos secos unas personas y comunidades de amor, de compasión, de ternura.

•Necesitamos el Espíritu, como notó el profeta Joel, porque muchas veces nuestros ancianos no tienen sueños, mirando la pobreza, la emigración de sus hijos y nietos, sufriendo los muertos de sus  amigas y familiares por enfermedades y por asesinato. Muchas veces, también, tenemos jóvenes sin visión, sin trabajo, buscando escapar de la situación de pobreza y desempleo por alcohol o drogas o migrar.

•También, la tierra gime – porque hemos explotado los recursos no para el bien de todos, sino para nuestros propios intereses. La tierra gime por causa de la cultura del descarte – usando los dones de Dios y tirándolos a la basura.

Pero frente a esto, mi pregunta es ¿qué hace el Espíritu Santo? ¿quién es este Espíritu Santo?

En la Trinidad, hay tres personas.

Cuando pensamos del Hijo, imaginamos a Jesús porque tenemos el testimonio de sus primeros discípulos – un hombre como nosotros, el Dios hecho carne.

Cuando pensamos del Padre tenemos una imagen de un Padre bondadoso. Para mí, la imagen más fuerte es del padre del hijo prodigo que sale al encontrar su hijo perdido.

Pero, cuando pensamos del Espíritu Santo, estamos satisfecho con la imagen de una paloma. Pero, el Espíritu es Dios, una persona – como el Padre y el Hijo.

El relato del evento de Pentecostés en los Hechos de los Apóstoles puede ayudarnos de encontrar el Espíritu.

Primero, los discípulos, con María, estaban escondiéndose con miedo, rezando, esperando.

El derrame del Espíritu coincidió con una celebración judía muy importante. Pentecostés es la celebración de lo que escuchamos en la segunda lectura – Dios dándole al pueblo Israel una nueva alianza, una nueva manera de vivir como pueblo, adorándole a Dios y respetando todo el pueblo, especialmente los pobres – las viudas, los huérfanos, el forastero.

Viento o Soplo
     Dios sopló en su nariz de Adán un aliento de vida.
         Sin el aire, no podemos vivir.
     Dios se manifestó como un susurro con el profeta Elías.
     Dios también se manifiesta en el estrépito del viento fuerte.
     2 Tim 1, 6: Por eso te recuerdo que avives el don de Dios que recibiste

Fuego
     Mediocres, comunidades estancadas
     El Espíritu es como Dios arde en el corazón humano, en el Pueblo de Dios.
He venido a arrojar un fuego sobre la tierra, ¡y cuánto desearía que ya hubiera prendido! (Lucas 12, 49)
     Pero a veces hay solamente chispas o brasas que no arden.
2 Tim 1, 6: Por eso te recuerdo que avives – que haces arder – el don de Dios que recibiste.

Agua
En el Evangelio Jesús nos dijo: «"El que tenga sed, venga a mí; y beba el que cree en mí." Como dice la Escritura: "De su seno brotarán manantiales de agua viva."»
Nos hace fuentes de agua, fuentes de vida, fuentes de testimonio que Jesús está vivo. La muerte está vencido.
    
Debemos ser como viento, como fuego, como agua.

Reavivando el don del Espíritu, el Dios de amor, en nuestras vidas, en nuestras comunidades y en nuestra parroquia.