Friday, February 22, 2019

Amen a sus enemigos


Domingo de la séptima semana del tiempo ordinario, Ciclo C
- para reuniones de las comunidades de base -

OBJETIVO: Abrir nuestros corazones a amar a nuestros enemigos, como Jesús los ama.


SIGNO y ANIMACIÓN
Ponga un dibujo de un corazón en el centro. Da una piedra a cada persona. Explica que la  piedra representa nuestros enemigos, las personas con quienes estamos en conflicto. Invita a todos a poner la piedra encima del dibujo. Mientras están poniendo las piedras, pueden cantar “Si yo no tengo amor, yo nada soy, Señor” u otro canto sobre el amor.

DE LA HISTORIA
Durante de la segunda guerra mundial, una columna de prisioneros de guerra alemanes fue marchado en las calles de Moscú, Rusia. Muchas personas los insultaron, porque fueron soldados de un país enemigo. El poeta Eugenio Evtushenko contó lo que vio.
“Después, repentinamente, algo ocurrió en la muchedumbre.
Vio llegar a los soldados alemanes, magros, sucios, sin afeitar, la cabeza cubierta con vendas ensangrentadas, apoyándose sobre muletas o sobre los hombros de su camarada. Llevaban la cabeza baja.
Entonces, en la calle, se hizo un silencio de muerte….
Y vi a una matrona … poner la mano sobre la espalda de un miliciano.
- Déjame pasar.
Algo había en la voz de esta mujer, ya que el miliciano, como obedeciendo una orden, le abrió el paso.
La mujer se aproximó a la columna y sacó de su blusa un pedazo de pan negro, cuidadosamente envuelto en un pañuelo. Se lo tendió a un prisionero agotado que apenas se sostenía sobre sus piernas.
E instantáneamente, otras mujeres siguieron su ejemplo y comenzaron a lanzar pan, cigarrillos, a los soldados alemanes vencidos.
Ya no eran enemigos. Eran hombres”.

REFLEXIÓN BÍBLICA Y DOCTRINAL
Texto Bíblico: Lucas 6, 27-38
Al centro de la predicación de Jesús es el mandamiento de amar. Pero no es una amor sentimental, es un amor que se hace concreto en la vida. Lo que es más sorprendente es amar a sus enemigos.
Amar a los enemigos no quiere decir que debemos evitar conflictos. Amar a los enemigos es buscar el bien de todos, aún ellos. Podemos luchar contra el sistema que aportan nuestros enemigos. Pero, debemos soportar todo. Pero, según el Papa Francisco, en Amoris Laetitia, 118:
      Es mantenerse firme en medio de un ambiente hostil. No consiste sólo en tolerar algunas cosas molestas, sino en algo más amplio: una Resistencia dinámica y constante, capaz de superar cualquier desafío. Es amor a pesar de todo, aun cuando todo el contexto invite a otra cosa. Manifiesta una cuota de heroísmo tenaz…, una opción por el bien que nada puede derribar.
      Esto me recuerda aquellas palabras de Martin Luther King, cuando volvía a optar por el amor fraterno aun en medio de las peores persecuciones y humillaciones: “La persona que más te odia, tiene algo bueno en él; incluso la nación que más odia, tiene algo bueno en ella….
      “Y cuando llegas al punto en que miras el rostro de cada hombre y ves muy dentro de él lo que la religión llama la ‘imagen de Dios’, comienzas a amarlo ‘a pesar de’. No importa lo que haga, ves la imagen de Dios allí. Hay un elemento de bondad del que nunca puedes deshacerte…
      “Otra manera para amar a tu enemigo es esta: cuando se presenta la oportunidad para que derrotes a tu enemigo, ese es el momento en que debes decidir no hacerlo … “Cuando te elevas al nivel del amor,…lo único que buscas derrotar es los sistemas malignos. A las personas atrapadas en ese sistema, las amas, pero tratas de derrotar ese sistema…
      “Odio por odio sólo intensifica la existencia del odio y del mal en el universo. Si yo te golpeo y tú me golpeas, y te devuelvo el golpe y tú me lo devuelves, y así sucesivamente, es evidente que se llega hasta el infinito. Simplemente nunca termina. En algún lugar, alguien debe tener un poco de sentido, y esa es la persona fuerte. La persona fuerte es la persona que puede romper la cadena del odio, la cadena del mal… Alguien debe tener suficiente religión y moral para cortarla e inyectar dentro de la propia estructura del universo ese elemento fuerte y poderoso del amor”.

El papa nos invita a tratar de ver lo bueno que hay en toda persona, incluyendo nuestros enemigos, y no hacer daño a ninguna persona.

REFLEXIONEMOS
      ¿Cuándo han visto personas volviendo odio por odio? ¿Qué fue el resultado?
      ¿Han visto que devolviendo un golpe por un golpe muchas veces resulta en una cadena de violencia?
      ¿Cómo podemos responder a golpes con amor para interrumpir la cadena de violencia?

¿Y NOSOSTROS QUÉ?
      Reflexionemos sobre nueve disciplinas del amor activo (según Jim Forest)
·      Orar por los enemigos
·      Hacer el bien a los enemigos
·      Volver el bien en lugar del mal
·      Perdonar
·      Derrumbar los muros que dividen
·      Rechazar la tentación de “ojo por ojo”
·      Buscar alternativas no-violentas
·      Practicar la desobediencia santa contra del mal
·      Reconocer la presencia de Jesús en la otra persona

¿Cómo podemos como comunidad promover estas disciplinas en nuestras vidas, en nuestras familias, en nuestras aldeas, en nuestro país?

AVISOS

ORACIÓN FINAL (de Santo Tomás Moro)
Dios Todopoderoso, apiádate de quienes quieren hacerme mal y de todos los que me odian y quisieran perjudicarme; procura corregir y enderezar sus faltas, junto con las mías, por los fáciles medios llenos de ternura y de misericordia que tu infinita sabiduría encuentre aptos, y haz que nuestras almas se reúnan felices en el cielo, donde podamos vivir y amar, unidos a Ti y a tus bienaventurados santos, oh gloriosa Trinidad, por la dolorosa Pasión de Cristo, dulce Salvador nuestro. Amén
X
Con dos sacerdotes de la diócesis de Santa Rosa de Copán, preparamos materiales para las comunidades de base para todas las semanas del año. Escribí el material del domingo de la séptima semana del tiempo ordinario, Ciclo C.

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La escultura se encuentra en Coventry, Inglaterra.


Saturday, February 9, 2019

Quinto domingo ordinario C - notas para una homilía


Indignos, pero llenados de gracia
Isaías 6, 1-8
1 Corintios 15, 1-11
Lucas 5, 1-11

No soy digno…
Pero, una palabra tuya bastará para sanarme.


En cada Misa y cada vez cuando tenemos una Celebración de la Palabra con Comunión, rezamos estas palabras antes de comulgar.

Muchas sentimos indignos y hoy en las lecturas encontramos tres personas que se sentían indignos.

Isaías, en el templo, vio la gloria de Dios. Su respuesta: “¡Ay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros..”

Pablo, contemplando a Jesús resucitado apareciendo a los discípulos, escribe, “Yo soy el último entre los apóstoles y no merezco el título de apóstol”.

Pedro, asombrado por la pesca grande, cayó a los pies de Jesús y dijo, “¡Apártate de mí, Señor, que soy un pecador!”.

Pero, Dios no nos permite a quedarnos paralizados conscientes de nuestras debilidades, nuestros pecados.  

Como escribe el sacerdote José Antonio Pagola:

“Jesús no se asusta de tener junto a sí a un discípulo pecador. Al contrario, si se siente pecador, Pedro podrá comprender mejor su mensaje de perdón para todos y su acogida a pecadores e indeseables. «No temas. Desde ahora, serás pescador de hombres». Jesús le quita el miedo a ser un discípulo pecador y lo asocia a su misión de reunir y convocar a hombres y mujeres de toda condición a entrar en el proyecto salvador de Dios”.

Sentirse indigno no es una excusa de no responder. Es una invitación de aceptar la gracia de Dios que nos puede dar la fuerza, la valentía de seguirle a Cristo. Es una invitación de poner nuestra confianza en el Señor, que puede hacernos instrumentos de su amor.

Nunca dejen que otros dicen que no pueden; nunca creen que no pueden responder a Dios.

Recuerden lo que escribe San Pablo, “por la gracia de Dios, soy lo que soy, y su gracia no estado estéril en mi”. Cuando tienen dudas o se sienten indignos, repitan estas palabras: “por la gracia de Dios, soy lo que soy, y su gracia no estado estéril en mi”.

Y por eso, Jesús puede hacernos pescadores de hombres, como Pedro y los apóstoles. Recuerda el canto, Pescador de Hombres:

Tú has venido a la orilla
No has buscado ni a sabios, ni a ricos
Tan solo quieres que yo te siga

Señor, me has mirado a los ojos
Sonriendo, has dicho mi nombre
En la arena, he dejado mi barca
Junto a ti, buscaré otro mar

Tú sabes bien lo que tengo
En mi barca no hay oro, ni espadas
Tan solo redes y mi trabajo

Tú necesitas mis manos
Mi cansancio que a otros descanse
Amor que quiera seguir amando
Top of Form
Bottom of Form

Dios nos mira y sabe que podemos ser sus discípulos y misioneros – cada persona en su propia manera, en su lugar. Jesús llama a algunas personas para ser misioneros y trabajar con la iglesia. Pero, Dios nos invita a seguirlo en cada momento de la vida – no solamente en la iglesia. Podemos ser pescadores de hombres cuando estamos trabajando en la casa, en la finca, en la escuela, y en cualquier trabajo hacemos. Podemos dar el testimonio de una vida, arraigada en Cristo y su mensaje de amor, de entrega, de confianza en el Padre.  

Solamente, tenemos que responder como Isaías:
      “Aquí estoy, Señor, envíame”.  

Envíame adonde quieres – testigo de su presencia con nosotros en nuestra vida cotidiana, en las detalles de nuestra vida, para que la gente puedan decir de nosotros lo que dijeron de la iglesia primitiva – “Miren cómo se aman los unos a los otros”.

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La foto es de una escultura en Eremo delle Carceri, Asís.