Notas para una homilía,
Jueves Santo, Concepción, Copán, Honduras
Éxodo 12, 1-8.11-14
1 Corintios 11,
23-26
Juan 12. 1-15
Hoy, en la
celebración de la Cena del Señor, solamente la segunda lectura habla de la
Eucaristía. Comenzamos con el relato de la cena pascual.
Los judíos
celebran la Pascua, el Éxodo de la esclavitud del Egipto, con una cena
sacramental. No es un drama – para ellos, la cena es una manera de vivir otra
vez su liberación de la esclavitud en Egipto. Recuerdan la misericordia de Dios
que escuchó sus gritos, sus clamores, e intervino para rescatarles. La Cena pascual
es una manera de celebrar la presencia liberadora de Dios.
La Última Cena del
Señor fue, probablemente, una cena pascual. Con sus discípulos, Jesús celebró la
liberación del pueblo judío en el medio de la ocupación de Israel por las
tropas romanos. La Pascua fue un tiempo muy caliente en los tiempos de Jesús. Recordando
su liberación de la esclavitud del Egipto, muchos judíos esperaban su liberación
de los extranjeros romanos. Algunos quisieron echarlos con violencia.
Jesús vino para
liberar a su pueblo – pero no matando a los demás, sino entregando su vida por
todos. En la última cena les dio a sus discípulos su cuerpo y sangre, bajo la
forma de pan y vino, para mostrar su entrega hasta la muerte – que él iba a
sufrir en menos que veinte horas. La liberación de Dios de esclavitud es un
hecho de entrega de sí mismo para los demás.
Pero, después de
la cena Jesús nos dio un ejemplo de su liberación. Lavó los pies de sus discípulos.
Este no era un
drama. Era un hecho de servir, de anonadarse, de ponerse entre los servidores y
esclavos. Solamente los esclavos lavaban los pies en el tiempo de Jesús – y los
pies eran bien sucios.
Cuando nos
bajamos antes de otra persona, reconocemos que no somos los mejores. Somos los
menores, los servidores. Ponemos las necesidades de los demás antes de las
nuestras. Reconocemos que Dios quiere una comunidad en la cual hay un vínculo
de amor, de cariño, de ayuda mutua.
¿Por qué? Porque
tenemos un Dios que nos ama y se ha entregado hasta la muerte para nosotros.
Y haciendo lo
mismo, podemos experimentar la liberación verdadera.