La Epifanía del Señor
7 de enero de 2017
Notas para una homilía
Mateo 2, 1-12
Hoy terminamos el
tiempo de la Navidad con la fiesta de la Epifanía, cuando celebramos la
manifestación del Niño Jesús a los magos, sabios del oriente.
No sabemos cuantos
magos eran, ni exactamente de donde salieron. Pero, fueron algunos hombres
ricos (llevando oro, incienso y mirra) que estudiaban los cielos. En este
tiempo muchos miraban una estrella nueva como signo de que un nuevo rey o un
hombre importante había nacido.
Siguiendo la estrella,
llegaron a Jerusalén, la gran ciudad de David, donde reinaba el rey Herodes, un
tirano represivo que fue secuaz del emperador romano. Fue un hombre de poder,
que dominaba todo.
Allí, pensaron
los magos, pudieron encontrar el nuevo rey, recién nacido. Pero no.
El nuevo rey no
se encuentra en las ciudades grandes, en los centros de poder político o económico.
El nuevo rey se encuentra en la pequeña aldea de Belén.
Hay dos mensajes
para nosotros hoy.
Primero, el nuevo
rey, que es el Dios de los cielos y la tierra, no se encuentra entre los
poderosos, los grandes. El Dios se encarnó de una virgen campesina en un lugar
pobre. La palabra se hizo carne, Dios se hizo pobre.
Nuestro Dios
quiere solidarizarse con los pobres, los débiles, los frágiles, para poder
enseñarnos que él ha venido no para ser servido, sino para servir. Y, más,
quiere servir no como alguien desde afuera con poder y dinero, sino como uno de
nosotros, uno de los pobres.
Tal vez los magos
estaban confundidos de no encontrar el rey entre los poderosos, pero cuando
miraron la estrella, la siguieron con gran alegría. Dios se encuentra entre los
pobres.
Segundo, los
magos, buscando el rey entre los poderosos, siguieron sus propios prejuicios.
No estaban abiertos a las diferentes manifestaciones de Dios. Se necesitaron
nuevos ojos, nuevos oídos y, más que todo, nuevos corazones para abrirse a la
revelación de Dios.
A veces, no
estamos abiertos a nuevas manifestaciones de Dios, apegados a nuestras imágenes
de Dios. Pero, Dios quiere revelarse en diversas maneras.
Pero, tenemos que
estar abiertos a las maravillas de Dios –
Y si estamos,
como los magos, volvimos a casa por otro camino – maravillados por encontrarnos
con Dios, listos para confundir los tiranos como Herodes.
Sigan mirando la
estrella – Dios se manifiesta entre nosotros, entre los pobres.