Notas para una homilía, tercer domingo de Pascua, ciclo B
Hechos 3, 13-15. 17-19
Lucas 24, 35-48
“Ustedes son testigos de esto”, dice Jesús a sus discípulos
en la noche de la resurrección.
¿Cómo somos testigos de Jesús resucitado?
A veces, estamos como los discípulos, encerrados
en el Cenáculo, con miedo, no creyendo el testimonio de Pedro, ni los discípulos
de Emaús, ni las mujeres que vieron a Jesús. Aun cuando aparece Jesús en medio
de nosotros, quedamos “desconcertados”, “llenos de temor”, “atónitos”, Y para nosotros
Jesús es solamente un fantasma.
Pero, estamos llamados a ser testigos de Jesús
resucitado, Dios-hecho-hombre – con carne y hueso. A veces preferimos un Dios
desencarnado, que no tiene nada que ver con nuestra vida cotidiana.
Pero Jesús aparece, les mostró sus llagas – sus manos
y pies. “Tóquenme…”. Él es un Dios que nos da vida, entregándose hasta la cruz.
Tenemos un Mesías que padece.
Pero, también, para mostrarnos que está vivo, les
pide a los discípulos, “¿Tienen aquí algo de comer”.
Y nos explique que tenemos que ser sus testigos,
testigos de su amor, del perdón de los pecados. Ye tenemos que mostrar a todos,
en nuestras vida, lo que Pedro dijo en el día de Pentecostés, como escuchamos
en la primera lectura:
“arrepiéntanse y conviértanse para que se
les perdonen sus pecados”
Como el Papa Francisco nos recuerdo en su
exhortación apostólica Gaudete et exsultate – Regocíjense y alégrense, que publicó el lunes pasado:
“Todos estamos llamados a ser santos
viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada
día, allí donde cada uno se encuentra”.
Damos testimonio de Jesús muerto y resucitado en
nuestras vidas cotidianos, mostrando el amor de Jesús en todo lo que hacemos.
Ser santo no es solamente un llamado a los grandes
santos canonizados. Hay una santidad, dice Papa Francisco, que se desarrolla en
nuestras vidas diarias.
Podemos encontrar santos, los que dan testimonio
de Jesús resucitado, no solamente en los grandes santos – San Francisco, Santa
Madre Teresa de Calcuta, San Monseñor Romero. Podemos encontrar “la santidad
«de la puerta de al lado»”.
El papa Francisco da varios ejemplos de cómo podemos
mostrar la santidad en nuestras vidas:
Me
gusta ver la santidad en el pueblo de Dios paciente: a los padres que crían con
tanto amor a sus hijos, en esos hombres y mujeres que trabajan para llevar el
pan a su casa, en los enfermos, en las religiosas ancianas que siguen
sonriendo.
. Esta santidad a la que el Señor te llama
irá creciendo con pequeños gestos. Por ejemplo: una señora va al mercado a
hacer las compras, encuentra a una vecina y comienza a hablar, y vienen las
críticas. Pero esta mujer dice en su interior: «No, no hablaré mal de nadie».
Este es un paso en la santidad. Luego, en casa, su hijo le pide conversar
acerca de sus fantasías, y aunque esté cansada se sienta a su lado y escucha
con paciencia y afecto. Esa es otra ofrenda que santifica. Luego vive un
momento de angustia, pero recuerda el amor de la Virgen María, toma el rosario
y reza con fe. Ese es otro camino de santidad. Luego va por la calle, encuentra
a un pobre y se detiene a conversar con él con cariño. Ese es otro paso.
Todos podemos
dar testimonio de Jesús resucitado en los detalles de la vida. En esta manera,
como escribe el papa Francisco.
“La comunidad que preserva los pequeños
detalles del amor, donde los miembros se cuidan unos a otros y constituyen un
espacio abierto y evangelizador, es lugar de la presencia del Resucitado que la
va santificando según el proyecto del Padre”.
Carlo Carretto, un Hermanito del Evangelio, concretiza
este testimonio:
Todo compromiso aceptado es un acto de fe
en la resurrección.
Cuando perdonas a tu enemigo,
cuando acallas el hambre del hambriento,
cuando defiendes al débil,
crees en la resurrección.
Cuando tienes el valor de casarte,
cuando aceptas al hijo que nace,
cuando construyes tu casa,
crees en la resurrección.
Cuando te levantas sereno por la mañana,
cuando cantas al sol que nace,
cuando vas al trabajo con alegría,
crees en la resurrección.
¿Cómo vas a dar testimonio de Jesús resucitado en
tu vida – esta semana?