Notas para una homilía, el domingo decimosexto
del tiempo ordinario, ciclo A
del tiempo ordinario, ciclo A
Mateo 13, 24-43
“Con tu todo y mi nada,
haremos mucho, Señor”.
Así escribió Monseñor Romero unos pocos días antes de su ordenación sacerdotal.
En mis diez años acá en Honduras, he visto como muchos desprecian a los pobres, llamándoles a veces “gente del monte”, "indios". Algunos piensan que los que no son cultos, que no han estudiado hasta la universidad no vale nada, que los que no tienen pisto no importan.
Pero, Jesús piensa en otra manera.
Hoy Jesús nos da dos parábolas que puede ayudarnos entender el Reino de Dios – y nuestro papel en el Reino, especialmente el papel de los pequeños.
El Reino de Dios es como un grano de mostaza, es como la levadura que hace crecer el pan.
El grano de mostaza es la semilla más pequeña. Es casi nada – insignificante y débil. Pero puede crecer hasta llegar a ser un arbusto grande donde los pajaritos pueden descansar.
El Reino de Dios no comienza con trompetas y que el poder de los grandes. El Reino comienza entre los pequeños, entre los pobres – en la vida cotidiana sencilla de los seguidores de Cristo. Jesús nos muestra cómo llega el Reino - pasando las calles de Galilea, un rincón del imperio romano, el lugar de los desposeídos. Jesús caminaba con ellos. Tocaba y sanaba a los enfermos. Daba a comer a los hambrientos. Predicaba a todos, buscando a las ovejas perdidos, los marginalizados. Ni con la fuerza, ni la violencia – sino con el amor. En su sencillez nos hace presente el Reino de Dios y nos da las indicaciones como podemos participar en este Reino.
No importa si no tenemos títulos; no importa si no tenemos mucho pisto; no importa si no tenemos poder económico o político. ¿Que importa? El amor que mostramos al Dios a al prójimo.
“El proyecto del Padre tiene unos comienzos muy humildes, pero su fuerza transformadora no la podemos ahora ni imaginar”.
Aunque somos chiquitos granos de mostazas, con Dios y con nuestro nada, haremos mucho.
También, para Jesús el Reino de Dios es como la levadura.
La levadura hace crecer la masa escondida. Nadie puede verla. “Pero la levadura transforma la masa por entero. No importa si nadie nos ve o si trabajamos en secreto. Dios sabe y la masa crece desde dentro. Dios nos transforma. “Dios no se impone desde fuera, sino que transforma a las personas desde dentro”.
EL Reino de Dios está creciendo, aunque no podemos verlo.
Pero, hay algo extraño en este parábola de Jesús. Dice que la mujer esconde la levadura en tres medidas de harina de trigo
Tres medidas de harina es cuarenta kilos – suficiente para hacer cincuenta dos panes del tamaño de pan molde. La mujer no está haciendo pan solamente para la familia. Está preparando para un banquete. El Reino de Dios es un banquete donde todos pueden comer. El Reino es un lugar de abundancia, no de la escasez. El banquete del Señor es para todos.
Aunque no es visible el Reino de Dios, escondido en nuestras comunidades y familias, está presente.
Pero, el Reino de Dios es un don de Dios – pero también es un reto, un desafío. Como escribió Padre José Antonio Pagola, “Según Jesús, el reino de Dios es una oportunidad que nadie ha de dejar pasar”.
Entonces, “¿Dónde está germinando el «grano de mostaza»? ¿En qué consiste esa fuerza salvadora de Dios que está ya transformando secretamente la vida?”.
Recuerda la oración del joven Oscar Romero,
“¡Este año haré la gran entrega a Dios! Dios mío ayúdame, prepárame. Tú eres todo, yo no soy nada, y sin embargo, tu amor quiere que yo sea mucho. ¡Con tu todo y mi nada haremos ese mucho!”.
¿Qué van a ofrecer a Dios para el Reino? ¿Que nada vamos a ofrecer?
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Citas son del Padre Juan Antonio Pagola: acá.
El pendón (banner) se encuentra en la iglesia sede de la parroquia de Dulce Nombre de María, Dulce Nombre de Copán, Honduras.