Sunday, June 10, 2018

LOCO Y ENDEMONIADO


Notas para una homilía, Décimo Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
Génesis 3, 9-15
2 Corintios 4, 13 – 5,1
Marcos 3, 20-35

Tenemos un problema.

Los parientes de Jesús “fueron a buscarlo, pues decían que se había vuelto loco”.
Los escribas, las autoridades religiosas, decían acerca de Jesús: “Este hombre esta poseído por Satanás…”

Jesús es loco y endemoniado – según sus familiares y los poderes religiosos.

¿Quién es loco? ¿Quién es sano? ¿Quién hace la voluntad de Dios?

¿Es sano perdonar a tus enemigos, como hizo Jesús en la cruz?
o ¿es más sano continuar el ciclo de venganza y violencia?
¿Es sano decir la verdad frente a la corrupción y la violencia, como hizo San Romero?
o ¿es más sano alabar a los políticos que buscan comprar sus votos con promesas y bonos?
¿Es sano trabajar para la familia, aunque hay hijos ingratos?
o ¿es más sano dejar a la familia y gastar sus pagos en placer, alcohol o drogas?
¿Es sano casarse?
o ¿es más sano huir de cualquier compromiso con su esposa o esposo, buscando solamente el placer?
¿Es sano visitar y ayudar a un niño o un anciano enfermo?
o ¿es más sano dejarles solos”
¿Es sano dedicarse a servir a la comunidad?
o ¿es más sano quejarse cuando la comunidad no lo sirve?
¿Es sano cuidar nuestra casa común?
o ¿es más sano usar y descartar los bienes de la tierra?

¿Es piadoso manifestar la misericordia de Dios en nuestras vidas diarias?
      o ¿es más piadoso obedecer todas las reglas?
¿Es piadoso hacernos vulnerables frente a Dios, reconociendo nuestros pecados y fallas?
      o ¿es más piadoso escondernos detrás de las reglas?
¿Es piadoso ir a estar con los marginados?
      o ¿es más piadoso encerrarnos en la iglesia, solamente rezando?
¿Es piadoso trabajar para hacer los cambios personales y sociales que necesitamos?
      o ¿es más piadoso seguir quejándose sobre las fallas de la otra persona?

No es fácil seguirle a Jesús, cumpliendo la voluntad de Dios
      Es más fácil tratar de escondernos como Adán – con las apariencias de piedad o sanidad.
            Y si tratamos de seguirle a Jesús, talvez nos tildamos como locos o endemoniados
                  - como hicieron con Jesús y con Monseñor Romero.

Frente este desafío, hay que recordad que la cruz es un escándalo y la resurrección aún más escandalosa e increíble.

Pero, el poder de la muerte, de la violencia, de lo político no es absoluto.

Y por eso, no nos acobardamos, sino nos arriesgamos.

Porque, como escribió san Pablo “aunque nuestro cuerpo se va desgastando, nuestro espíritu se renueva de día en día. Nuestros sufrimientos momentáneos y ligeros nos producen una riqueza eterna, una gloria que los sobrepasa con exceso”.

Si buscamos el reino de Dios, la voluntad de Dios, no será fácil, y nos criticaron, pero está búsqueda es los que realmente nos abre de ser hermanos, hermanas y madre de Cristo – con una alegría que nadie puede quitarnos.


Para profundizar estos pensamientos, lea las palabras de José Antonio Pagola:

¿Qué es más sano, dejarse arrastrar por una vida de confort, comodidad y exceso, que
aletarga el espíritu y disminuye la creatividad de la persona, o vivir de modo sobrio y
moderado, sin caer en «la patología de la abundancia»?
¿Qué es más sano, seguir funcionando como «objetos» que giran por la vida sin sentido,
reduciéndola a un «sistema de deseos y satisfacciones», o construir la existencia día a
día dándole un sentido último desde la fe? No olvidemos que Carl. G. Jung se atrevió a
considerar la neurosis como «el sufrimiento del alma que no ha encontrado su sentido».
¿Qué es más sano, llenar la vida de cosas, productos de moda, vestidos, bebidas,
revistas y televisión, o cuidar las necesidades más hondas y entrañables del ser humano
en la relación de la pareja, en el hogar y en la convivencia social?
¿Qué es más sano, reprimir la dimensión religiosa vaciando de trascendencia nuestra
vida, o vivir desde una actitud de confianza en ese Dios «amigo de la vida», que sólo
quiere y busca la plenitud del ser humano?

También lea un ensayo de el monje Thomas Merton, "Meditación devota en memoria de Adolf Eichmann":
Empiezo a darme cuenta de que la “cordura” ya no es un valor ni un fin en sí mismo. La “cordura” del hombre moderno le es tan útil como el gran tamaño y los músculos al dinosaurio. Si estuviera un poco menos cuerdo, si dudara un poco más, si se diera cuenta de sus absurdos y contradicciones, quizá habría una posibilidad de supervivencia. Pero si está cuerdo, demasiado cuerdo... quizá hemos de decir que en una sociedad como la nuestra la peor locura es no tener en absoluto angustia, estar totalmente “cuerdo”.

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