Saturday, June 23, 2018

Algo nuevo está pasando

Notas para una homilía
La Solemnidad de la Natividad de San Juan el Bautista

Isaías 49:1-6

Salmo 139:1-3, 13-15
Hechos 13:22-26
Lucas 1:57-66, 80


Algo nuevo está pasando.

Hoy celebramos el nacimiento de San Juan Bautista, el precursor de Jesús. Es algo raro que celebramos el día de nacimiento de un santo; usualmente celebramos su fiesta en el día de su muerte, su renacimiento a la vida eterna. Pero, en la Iglesia Católica celebramos solamente tres nacimiento – la Natividad del Señor, de María y de San Juan Bautista.

Es importante celebrar el nacimiento de San Juan Bautista – el precedía al Señor, abriendo caminos, anunciando que algo nuevo va a pasar. Como el ángel dijo a su padre en el templo: “irá delante del Señor con el espíritu y el poder de Elías, para que los corazones de los padres se vuelvan a los hijos, y los rebeldes, a la prudencia de los justos; para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.» Él fue una fuerza de reconciliación, de paz, de justicia – en un tiempo de opresión del pueblo.

Celebramos su nacimiento. Recordamos su muerte violenta en agosto y en adviento escuchamos de su predicación en el desierto, anunciando la venida del Señor.

Es importante celebrar su natividad, para recordarnos de la novedad que él representa.

Y no solamente Juan;  cada niño que nace significa algo nuevo en el mundo. El niño bien nacido nos dice que no estamos atados al pasado. Algo nuevo puede pasar – porque alguien nuevo ha llegado entre nosotros.

Con Zacarías, aunque mudo, indicó que el nombre de su hijo debería ser Juan. Algo nuevo. “Ninguno de tus parientes se llama así”, dijeron todos.

Algo nuevo está pasando.

El nombre Juan quiere decir “Yahvé es misericordioso, manifiesta la gracia, es favorable”.

En el cantico que Zacarías rezó, escuchamos:

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Nuestra fe es una fe de la misericordia, del perdón, del camino de la paz. No estamos atados a una fe que regaña, a los pecados nunca olvidados, a los caminos de la violencia y la guerra. Podemos caminar miranda hacía el Reino de Dios. Como dice el mismo cántico:

libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,

El nacimiento de Juan nos revela que, en medio de miedo, aún de terror, Dios viene con amor, entregándose para nosotros, ofreciéndonos esperanza.

En la primera lectura, escuchamos uno de los cantos del Siervo Sufriente de Isaías. El cantico nos ayuda de entender a Jesús – y a Juan.  

El Señor me llamó desde el vientre de mi madre;
Cuando aún estaba yo en el seno materno, él pronunció mi nombre.
Hizo de mi boca una espada filosa…
“Tu eres mi siervo, en ti manifestaré mi gloria….”
“Es poco que eres mi siervo…
te voy a convertir en luz de las naciones…”

Dios nos llama desde el seno materno porque él quiere renovar la tierra – y nos escoge para ser su siervo, luz a las naciones.

Así fue Juan.

¿Y nosotros?

¿Estamos viviendo como siervos del Señor, como luz a las naciones? Vivamos con la alegría del Evangelio que nos llama a perdonar, a compartir, a ser luz.


No comments:

Post a Comment