Saturday, June 22, 2019

Corpus Christi - homilía ciclo C


Notas para una homilía de la fiesta de
Corpus Christi, El Cuerpo y La Sangre de Cristo.
2 Corintios 11, 23-26; Lucas 9, 11-17

Esta semana, vi una entrevista de un amigo mía. Él ha luchado por más que cincuenta años por la paz, la justicia, los derechos humanos, en solidaridad con los pobres, trabajando con comunidades de fe en todo el mundo. El sacerdote que lo entrevistaba, le preguntó, “¿Qué te sostiene?” El respondió, inmediatamente, “La eucaristía”.


La Eucaristía nos sostiene. Es la alimentación de nuestro ser. La eucaristía es Cristo – cuerpo entregado, sangre derramada. En la comunión somos en una relación íntima con Jesús, que nos salve, nos ama y nos sostiene – en tiempos buenos y en tiempos difíciles.

La eucaristía nos transforma. Como el pan y el vino se transforma en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, debemos ser transformados en Cristo.  En la oración cuando mezclo unas gotas de agua con el vino que va a ser la sangre de Cristo, como diácono, rezo:

“El agua unida al vino sea signo de nuestra participación en la vida divina de quien ha querido compartir nuestra condición humana”.

La eucaristía nos empuja -  a ser personas transformadas, que saben compartir. Transformados podemos vivir como Cristo, entregando nuestras vidas, derramando nuestra sangre en servicio de Dios y los demás.

Podemos ser como Cristo – y no como los apóstoles que quisieron quitarle  a la gente hambriento. No quisieron buscar una manera de alimentarla. Pero, le pidieron a Jesús, “Despide a la gente…” No vamos a tomar responsabilidad por el hambre de los demás. Cada individuo tiene que hacer lo que necesitamos. ¿Soy el guardián de mis hermanos?

Pero Jesús, que se ha hecho salvador del mundo, guardián de todos, les dijo, “Denles ustedes a comer”.

Transformados por Cristo, recordamos que  hemos recibido todo del Dios – gratis. Y compartimos gratis, sin cobrar.

La eucaristía nos empuja al mundo, a los descartados y marginalizados – donde está Jesús.

Hemos recibo el Pan del Cielo, para ser transformados y para en unión con Jesús transformar el mundo – siendo signos del Reino de Dios en el Mundo.

Recuerda y viva el misterio de la Eucaristía – en la cual Dios nos sostiene, nos transforma y nos empuja a compartir.

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