La Solemnidad de Nuestra
Señora de Suyapa
La Patrona de Honduras
Borrador de una homilía den tiempos difíciles
Génesis 3, 9-15. 20
Romanos12, 9-16b
Juan 19, 25-27
¿Quién es la Virgen más guapa?
La virgen de Suyapa
Pero, yo tengo otra pregunta:
¿Quién es la Virgen más chiquita?
La Virgencita Suyapita.
Cuando algo me dijo el tamaño de la imagen de la virgen de Suyapa , me
quedé sorprendido. Tan chiquita – más pequeña que mi dedo índice. Y cuando vi
una foto de la virgen sin toda la plata, no vi la belleza de muchas imagines y
muchos cuadros.
Tan pequeña, tan humilde, tan sencilla – como fue María de Nazaret.
Ella no refleja el poder del mundo – el poder de belleza lujosa, del
dinero, del dominación, de auto-suficiencia. El refleja el poder del Dios
verdadero.
Adán y Eva pecaron, pensando de ser como dioses, pero dioses falsos o de
dominación, de poder, de control, de auto-suficiencia.
Pero, María refleja el Dios verdadero que encontramos. Es un Dios
comunidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. No es un Dios que mira todo de afuera,
sino un Dios Encarnado, Jesús. No es un Dios de dominación, de poder y de violencia, sino un Dios vulnerable, quien
se entregó hasta a muerte.
Y María es la servidora, la esclava del Señor. Ella dijo, “Hágase en mi según
su palabra”. Ella sabe que la voluntad de Dios para nosotros es nuestra
verdadera identidad. No tenemos que buscar la identidad que nos ofrecen el
mundo de poder, de dominación, de placer, de auto-suficiencia, de la belleza
lujosa. Nuestra identidad se encuentra buscando la voluntad de Dios para
nosotros.
María la encontró su identidad, su santidad, como madre de Dios, un Dios
nacido en la pobreza, un Dios que escoge a los pequeños, un Dios que anuncia
las buenas nuevas a los pobres. Más aun, acompañando a Jesús, su Hijo, encontró
un Dios que sufre con nosotros, que se entregó sin contar el gasto.
Y, al lado de la Cruz, María encontró otro papel – ser madre de la Iglesia,
de nosotros. Porque de su trono en la Cruza, Jesús le dijo, “Mujer, ahí tienes
tu hijo”.
Y la entregó al cuidado del discípulo amado – y a nosotros: “Allí tienes tu
madre”.
Pero, ¿cómo podemos cuidarla a María como nuestra Madre?
¿Cómo podemos vivir como hijas e
hijas de María en un país atropellado por la corrupción, el crimen organizado, la
impunidad y grandes divisiones políticos y sociales?
¿En un país donde los ancianos
viven y mueren solos, sin ayuda?
¿En un país donde hay viudas no tienen dinero para
sepultar sus maridos y a veces prestan dinero, poniéndose al riesgo de perder
su casa?
¿En un país donde muchos jóvenes han perdido la
esperanza de empleo, aun del sentido de vivir?
¿En un país donde muchas mujeres y niños y niños
sufren la violencia y aun la violación?
¿En un país donde miles piensan que el único
camino a salvarse es huir, arriesgándose en la búsqueda de un sueño, que a
veces es una pesadilla?
¿En un país donde muchos sufren la pobreza y la
miseria cuando unos pocos agarran la riqueza, pensando solamente en sus
intereses?
¿En un país con tanta belleza y riquezas
naturales, donde contaminamos la tierra?
¿En un país donde pensamos más del dinero y poder,
dejando al lado los pobres?
Creo que la lectura de San Pablo a los Romanos puede darnos un guía:
Que su caridad no sea una farsa;
Podemos decir que amamos unos a otros; pero, no
respondemos a la vecina necesitada.
aborrezcan lo malo y apéguense a
lo bueno.
Podemos decir que estamos en contra de la corrupción;
pero, cuando podemos aprovecharnos de los frutos de la corrupción, no tenemos
escrúpulos.
Como buenos hermanos, sean cariñosos unos con
otros,
En vez de ser cariños con otros, la violencia en
contra de las mujeres y los niños crecen.
estimando a los demás más que a
uno mismo.
Pensamos que nosotros tienen más valor que otros,
porque tenemos títulos, talentos, o poder
político o económico, y desprecian a los humildes.
En la actividad, no sean
descuidados;
No hacemos nuestros
trabajos con cuidado, pero solamente hacemos lo mínimo.
en el espíritu, manténganse
ardientes.
Nos ponemos mediocres,
haraganes.
Sirvan constantemente al Señor.
Nuestras oraciones y
celebraciones se hacen sin el fervor de hijos e hija de Dios.
Que la esperanza les tenga
alegres:
Nuestras acciones y actitudes no reflejan la esperanza
de nuevas posibilidades para nosotros y nuestro país.
estén firmes en la tribulación,
sean asiduos en la oración.
Contribuyan en las necesidades
de los santos; practiquen la hospitalidad.
No respondemos a los enfermos y aislados en nuestras
comunidades.
Bendigan a los que les
persiguen; bendigan, sí, no maldigan.
Pero, guardamos
venganza y rencor
Con los que ríen, estén alegres;
con los que lloran, lloren.
No compartimos los
gozos y las aflicciones de los demás.
Tengan igualdad de trato unos
con otros:
Pero
hay favoritismo, no escuchándolos que no son como nosotros.
no tengan grandes pretensiones,
Pensamos
que somos mejores de los demás
sino pónganse al nivel de la
gente humilde.
Pero queremos tener más en vez de ser más humanos,
poniéndonos, como María al servicio del Señor y los demás.
Perdóname si estoy duro y brusco, pero el pueblo hondureño merece más y es
capaz de hacerlo. Si María, la Virgen de Suyapa, es nuestra patrona, debemos
ponernos al servicio de Dios como ella,
Santa María, Virgen de Suyapa, intercede por nosotros, para que seamos un
pueblo santo, un pueblo cariño, un país lleno de amor, de perdón, de
reconciliación.
No comments:
Post a Comment