Sunday, December 24, 2017

¿Dónde quiere habitar Dios?

¿Dónde quiere habitar Dios?

Cuarto domingo de Adviento, Ciclo B
2 Samuel 7, 1-16
Lucas 1, 26-38

Notas para una homilía

Hoy el evangelio nos cuenta la anunciación de Jesús, su presencia entre nosotros en el seno de la virgen María. Dios se hizo carne.

La primera lectura es como una profecía del nacimiento del Mesías, el Cristo, como descendiente – hijo – del rey David.

Rey David, después de una guerra civil,  quiere construir una casa para Dios. Le dijo al profeta Natán su intención. Natán, como profeta dice, ”Si. Está bien.” Pero Dios tiene otra idea.

Yo pienso que Rey David, como muchos políticos y autoridades, quiso consolidar su poder con una autorización de Dios. Con un templo, quiso encerrar a Dios para sus proyectos, quiso mostrar que él, el Rey, tiene la autorización del Dios Omnipotente.

Pero, Dios le dice a Natán, que no necesita una casa. Dios no se puede ser encajado – ni por un rey, un presidente. La tentación política es tratar de tergiversar la fe, la religión para mostrar su poder – aun sobre Dios. Es una tentación que podemos ver en Honduras, en los Estados Unidos,  en Rusia y en muchos países.

Pero, no es lo que Dios quiere.

Dios quiere una morada diferente. Y decidió encarnarse en el seno de una pobre campesina en una pequeña aldea – con, tal ve, no más que 200 habitantes.

La morada de Dios es entre los pobres, en una campesina, que se llamaba María.

No quiso un lugar del poder. Se bajaba, se anonado, se encarnó pobre.

Dios quiere vivir con nosotros, especialmente con los pobres. Dios quiere habitar entre nosotros, como rezamos en el Angelus:

            El Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros.


Y para darle acogida debemos ser como María – con una voluntad dispuesta, un corazón abierto, una vida dócil.

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