Santa María, Madre de Dios, Theotokos
Algo nuevo
Borrador de una homilía
Numeros 6, 22-27; Gálatas 4, 4-7; Lucas 2, 16-21
Estamos por comenzar un nuevo año.
Cuando el año cambia, es un buen tiempo de
examinar nuestras vidas, y el mundo.
Habían muchas cosas buenas – niños
nacidos, parejas casadas, jóvenes graduándose del colegio,
Pero, habían muchos sucesos malos – chambre,
conflictos intrafamiliares, violencia doméstica y abuso de niños y niñas,
asesinatos, la subida en precios de la canasta básica, precios bajísimos de
café, muertes de cáncer y de otras enfermedades, suicidios, la corrupción
política, narcotráfico, la migración por causa de la violencia y pobreza - y
mucho más.
Pero, ¿cómo miramos el año que va a
comenzar? ¿Lo mismo?
Mucha gente dice: Nada va a cambiar –
siempre vamos a tener políticos corruptos, siempre los poderosos van a
controlar todo, siempre vamos a tener conflictos violentos, siempre vamos a
tener divisiones en nuestras comunidades.
Pero, la Navidad dice algo diferente, algo
nuevo. Y todavía celebramos la Navidad – hasta el 6 de enero, la Epifanía.
Hoy celebramos el octavo día. Es un día importante
para los judíos – en el octavo día los niños varones se circundan y reciben sus
nombres. Son reconocidos como miembros del Pueblo de Dios.
El algo nuevo de la Navidad es Jesús, Dios
hecho carne, Dios presente con nosotros, nacido de la virgen María, madre d
Dios.
En medio de las sombras de Palestina – un rey
corrupto y violenta, un imperio sacando impuestos injustos, los grandes
terratenientes , los líderes corruptos de la religión – un niño es nacido que
es Dios hecho hombre.
Es un misterio que debemos meditar en
nuestras corazones, como María.
En un misterio que debe hacernos
maravillados, y como los pastores debemos proclamar, alabando y glorificando a
Dios.
Jesús viene entre los pobres y
desplazados, nacido en un pesebre, con María y José, saludado por los pastores
marginados.
Dios quiere estar con nosotros,
compartiendo nuestras vidas, nuestras pena y alegrías.
Dios se hizo hombre porque quiso estar con
nosotros por su propia voluntad.
Y Dios quiso involucrar una virgen joven,
María.
El misterio es que Dios hizo todo con su
propia voluntad, pero buscó a una mujer para hacerlo – y ella dijo “si” –
“Hágase en mi” dijo María al ángel, “según tu palabra.
Dios inicia la encarnación, pero se hizo
hombre con la respuesta de María, un ser humano.
Como vamos a profesar en el Credo:
…por nosotros, y por nuestra salvación,
bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo,
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo
hombre.
El Verbo hizo carne.
Algo nuevo ha pasado, está pasando y puede
pasar
María dijo “si” a Dios muchas veces en su
vida, acompañando a su hijo
en
la angustia de la huida a Egipto, en la alegría de la boda de Cana, en el dolor
de la Vía Crucis, en la angustia de la cruz y en la victoria sobre la muerte en
la resurrección
Y ¿nosotros?
podemos
decirle “si” a Dios, como María, para participar en los planes de Dios
para
ser un nuevo Pueblo de Dios
que
forma familias llenas de amor y cariño
que
trabaja para comunidades reconciliadas
que
manifiesta perdón, ternura, justicia, misericordia,
un pueblo que no se encerró en el pasado,
sino tiene esperanza para el futuro diferente.
En Jesús, nacido de María, encontramos el
rostro de Dios. Oremos hoy y en el año que viene que como escuchamos en la
primera lectura.
El
Señor haga resplandecer su rostro sobre nosotros y sobre todo el mundo.
Que
Él nos mira con “benevolencia”
Y
más que todo que Él nos conceda la paz
- la paz que busca la justicia
- la paz que muestra la misericordia de
Dios a todos
- la paz que nos mueve a promover la paz
de Cristo en el mundo
comenzando
en nuestros hogares y alcanzando los salones de los ricos y poderosos.
Para terminar quiero rezar una parte del
cantico de María – que anuncia que algo nuevo está pasando:
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi
salvador;
porque ha mirado la humillación de su
esclava.
…el Poderoso ha hecho obras grandes por
mí:
su nombre es santo,
su nombre es santo,
…Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
y a los ricos los despide vacíos.
Algo nuevo está pasando – María lo sabía y
acompaña a su hijo y a nosotros cuando anhelamos esta nueva visión y trabajamos
para que sea realidad.