Monday, December 31, 2018

Algo nuevo

Santa María, Madre de Dios, Theotokos
Algo nuevo
Borrador de una homilía
Numeros 6, 22-27; Gálatas 4, 4-7; Lucas 2, 16-21


Estamos por comenzar un nuevo año.

Cuando el año cambia, es un buen tiempo de examinar nuestras vidas, y el mundo.

Habían muchas cosas buenas – niños nacidos, parejas casadas, jóvenes graduándose del colegio,

Pero, habían muchos sucesos malos – chambre, conflictos intrafamiliares, violencia doméstica y abuso de niños y niñas, asesinatos, la subida en precios de la canasta básica, precios bajísimos de café, muertes de cáncer y de otras enfermedades, suicidios, la corrupción política, narcotráfico, la migración por causa de la violencia y pobreza - y mucho más.

Pero, ¿cómo miramos el año que va a comenzar? ¿Lo mismo?

Mucha gente dice: Nada va a cambiar – siempre vamos a tener políticos corruptos, siempre los poderosos van a controlar todo, siempre vamos a tener conflictos violentos, siempre vamos a tener divisiones en nuestras comunidades.

Pero, la Navidad dice algo diferente, algo nuevo. Y todavía celebramos la Navidad – hasta el 6 de enero, la Epifanía.

Hoy celebramos el octavo día. Es un día importante para los judíos – en el octavo día los niños varones se circundan y reciben sus nombres. Son reconocidos como miembros del Pueblo de Dios.

El algo nuevo de la Navidad es Jesús, Dios hecho carne, Dios presente con nosotros, nacido de la virgen María, madre d Dios.

En medio de las sombras de Palestina – un rey corrupto y violenta, un imperio sacando impuestos injustos, los grandes terratenientes , los líderes corruptos de la religión – un niño es nacido que es Dios hecho hombre.

Es un misterio que debemos meditar en nuestras corazones, como María.

En un misterio que debe hacernos maravillados, y como los pastores debemos proclamar, alabando y glorificando a Dios.

Jesús viene entre los pobres y desplazados, nacido en un pesebre, con María y José, saludado por los pastores marginados.

Dios quiere estar con nosotros, compartiendo nuestras vidas, nuestras pena y alegrías.

Dios se hizo hombre porque quiso estar con nosotros por su propia voluntad.

Y Dios quiso involucrar una virgen joven, María.

El misterio es que Dios hizo todo con su propia voluntad, pero buscó a una mujer para hacerlo – y ella dijo “si” – “Hágase en mi” dijo María al ángel, “según tu palabra.

Dios inicia la encarnación, pero se hizo hombre con la respuesta de María, un ser humano.

Como vamos a profesar en el Credo:
…por nosotros, y por nuestra salvación, bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo,
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre.

El Verbo hizo carne.

Algo nuevo ha pasado, está pasando y puede pasar

María dijo “si” a Dios muchas veces en su vida, acompañando a su hijo
      en la angustia de la huida a Egipto, en la alegría de la boda de Cana, en el dolor de la Vía Crucis, en la angustia de la cruz y en la victoria sobre la muerte en la resurrección

Y ¿nosotros?
      podemos decirle “si” a Dios, como María, para participar en los planes de Dios
            para ser un nuevo Pueblo de Dios
                  que forma familias llenas de amor y cariño
                  que trabaja para comunidades reconciliadas
                  que manifiesta perdón, ternura, justicia, misericordia,

un pueblo que no se encerró en el pasado, sino tiene esperanza para el futuro diferente.

En Jesús, nacido de María, encontramos el rostro de Dios. Oremos hoy y en el año que viene que como escuchamos en la primera lectura.
      El Señor haga resplandecer su rostro sobre nosotros y sobre todo el mundo.
      Que Él nos mira con “benevolencia”
      Y más que todo que Él nos conceda la paz
            - la paz que busca la justicia 
            - la paz que muestra la misericordia de Dios a todos
            - la paz que nos mueve a promover la paz de Cristo en el mundo
            comenzando en nuestros hogares y alcanzando los salones de los ricos y poderosos.

Para terminar quiero rezar una parte del cantico de María – que anuncia que algo nuevo está pasando:
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
…el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
…Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Algo nuevo está pasando – María lo sabía y acompaña a su hijo y a nosotros cuando anhelamos esta nueva visión y trabajamos para que sea realidad.

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