La Navidad del Señor
Misa de Gallo
Isaías 9, 1-6; Tito 2, 11-14; Lucas 2, 1-14
Esquema de una homilia
Quisiera anunciarles algo nuevo –
Con cada nacimiento, hay algo nuevo en el
mundo – una nueva persona con una nueva red de familiares y amigos. Pero a
veces todo pasa lo mismo. A veces se empeora – hambre, enfermedad, violencia,
injusticia, depresión.
Pero, hoy, celebramos algo aún más nuevo: “Hoy
les ha nacido un Salvador…” Hay esperanza. Como dice el profeta Isaías, “El
pueblo que caminaba en tinieblas vio
una gran luz…”
Las promesas del Mesías de Isaías nos
ofrecen algo completamente nuevo a un pueblo sufriendo fracasos y opresión.
[Dios ha quebrantado el] pesado yugo [del
pueblo],
la barra que oprimía sus hombros y el
cetro de su tirano…
Mucha gente vive en las tinieblas –
sufriendo un pesado yugo, oprimido por los que buscan solamente dinero y poder.
Pero, esto no es la voluntad de Dios.
Hay un versículo que fue omitido en el
leccionario:
Porque la bota que pisa con
mucho ruido y el manto empapado en sangre
van a ser quemado, pasto del
fuego.
Sufrimos en muchas partes del mundo bajo
la violencia personal, social e institucional. Pero, Dios quiere terminar con
toda la violencia, toda la injusticia, toda la opresión.
La salvación se revela en el nacimiento
del Príncipe de Paz en la pobreza y la vulnerabilidad de un pesebre. Dios ha
interrumpido toda la historia, dándonos un camino nuevo, un camino que deja al
lado todo el pecado del mundo – ofreciéndonos el perdón.
Como el ángel anunció a los pastores, el
salvador, el Mesías, el Señor nos ha nacido.
Pero,
no como un rey con poder, violencia o riqueza – sino como un niño vulnerable,
Dios
ha venido a vivir con nosotros, entre nosotros.
- con nosotros, más que todo al lado de
los pobres, los marginados – como los pastores.
Jesús, como escribió San Pablo, “se entregó
por nosotros”, para que podamos “convertirnos en pueblo suyo, entregado a practicar
el bien”.
Le entrega de Jesús, Dios hecho carne
entre nosotros, nos da esperanza – pero tenemos que escuchar los mensajeros de
Dios y acercarnos a Jesús – como hicieron los pastores.
¡Que Cristo Jesús nazca hoy en nuestros
corazones para que podamos proclamar, con nuestras vidas “gloria a Dios en los cielos y en la tierra
paz”.
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